Salida
Mover el esqueleto...
y tambien las carnes y las grasas
Y que la música dé la última palabra
Y pienso
qué me pasó en tanto tiempo?
dormido entre sábanas suaves
entre música de ensoñación
Y de pronto algo llegó a transformarlo todo
a mostrarme lo que veía entre la neblina de cada mañana
Ya no era una inflamación de la retina
Era que mi vida dependía de una rutina dulce y conmovedora
unos ojos que miraban de reojo
y que cautelaban con infinita ternura
los movimientos de un cetáceo crispado por las nerviosidades de la vida
Y su voz era un poco de calma de niño
y yo quería el arrebato de la primavera
esa que rompe las ramas de los ciruelos en una tormenta sin aviso
Y cada mañana durante dos años
yo miraba al que dormía a mi lado
y no sabía por qué
y mientras los dias, los meses, los años pasaban
más se me atoraba la canción maldita
entre la laringe, la lengua, los labios
Y dios (sí, con minúscula en aquel momento) no se dignaba a incrustar su sombra sobre las murallas de mi pieza
Tanto le pedí,
hasta que desperté
Y ahora aprendo cosas que no estaban,
que no veía
CÓMO UNA RELACIÓN CON UNA ESTUPENDA PERSONA PUEDE DAÑAR TANTO?
No lo sé
Fue tan terrible que no me di cuenta
A pesar de que nuestras piernas se enroscaban de vez en cuando
bajo las sábanas, las risitas cómplices se sucedían cada día
simplemente yo no conocía lo que habia en la vereda de enfrente
Sentí culpas
Sentí pena, mucha pena
Sentí que destruí su vida
a pesar de tantos años construyéndola en conjunto
Pero no pude más
no soy dios (también con minúscula)
no soy más que un ser con una gran atrofia
que empezó a mirarse al espejo
y a ver que tenia ojos transparentes
como los peces
