Sunday, February 25, 2007

Un día en el mar


Una mañana amanecí en el mar... era pequeño y blanco como una teta... mis hermanos corrían de un extremo a otro y mis padres estaban tomados de la mano...la luz venía desde mi espalda, y el mar era tan azul que no parecía real...la orilla tenía espuma blanca...

Miraba a mis hermanos y quería correr y entender a lo que jugaban... ellos eran dinosaurios... teníamos varios libros. Daniel había llevado uno de ellos a la playa y ambos habían escogido uno diferente que encarnarían...

Yo no me atrevía a pedirles jugar...la espuma estaba helada... mi mamá me decía que fuera a jugar... y yo miraba el horizonte que mostraba una paz... el mar parecía una inmensidad....

Me perdía en las olas que enroscaban al agua... mis pies estaban helados, pero no podía salir de ahí, mis pies se iban enterrando con cada ola...

Mis hermanos destruían el concierto de paz con sus gruñidos preshistóricos... no tenía alternativa... no me podía confundir con el agua entremedio de semejante batalla... me decidí...
ojalá nunca lo hubiera hecho...es el primer dolor que recuerdo...

- Puedo jugar?
- No! sonaron al unísono
- Por qué?
- Porque eres muy chico- dijo el dueño del libro.
- Nooooo, si puede, yo soy el Tiranosaurio Rex y el Daniel es el Estegosaurio. Tú puedes ser la palmera que se ve en el dibujo....-dijo el mayor.

Yo corrí feliz...sería la palmera...mire y busqué en el libro. En la estampa aparecía un dibujo en blanco y negro, el Tiranosaurio mordía los salientes púas del Estegosaurio, y en una esquina había un Archeopterix posado sobre un magnífico ejemplar de palmera prehistórica que se parecían mucho a los helechos actuales... Creo que en ese momento me sentía muy feliz... me situé en una parte de la playa, y extendí mis brazos y me quedé quieto mucho rato....mucho...mucho

Mis hermanos peleaban y yo recibía el sol con mis ramas extendidas en su máxima expresión, estaba realmente feliz...

De pronto esa felicidad se transformó en algo indescriptiblemente desagradable que nunca antes había experimentado...un par de niños que yo no conocía me preguntaron qué estaba haciendo...y yo les contesté que era un arbol, y se alejaron serios y luego a la distancia rompieron en risas... las ramas de la palmera que recibían el sol dejaron de hacer fotosíntesis por un momento y esa sensación me inundó hasta lo más profundo de mi corazón. Mis hermanos se acercaron y me miraban sin entender... De pronto los ví muy borrosos, y el mayor dijo:

- Esta llorando...
- Yo te dije que no le hicieras hacer de árbol- dijo el dueño del libro.
- Pero es que él no sabe jugar- contestó el mayor.

No quise escuchar más

Giré, y miré el mar y mis ojos nublados lo miraban y a pesar de que era tan chico, sentía que mi dolor, mi vergüenza se confundían con las olas y el agua salada. No quería que mi mamá ni mi papá me vieran, me acerqué a las rocas que estaban en la orilla pegados a un restaurant y lloré un buen rato... Nunca entendí por qué lo hicieron? Yo pensé que era una invitación real, que querían reproducir toda la estampa del libro, yo fui la mejor palmera que nadie jamás pensó, mis hojas se habían movido al viento, los archeopteriz volaban de hoja en hoja y era testigo de una de las peleas más encarnizadas entre dos dinasaurios que ninguna palmera jamás vio... y aprendí de la burla, de la vergüenza... fue mi primera lección de la maldad gratuita e innecesaria y fue en ese momento en que me dije a mi mismo que jamás le haría una cosa asi a ningún ser viviente...

Yo se cumplir mis promesas...

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