Ayer conocí un actor porno...
me guiñó un ojo...
lo invité a tomarse un café con la esperanza de que hiciera conmigo lo mismo de la película
y mientras el café se derramaba en la alfombra
él me contaba historias de una niñez tan aburrida como las nubes del otoño
yo miraba por la ventana deseando que el día acabase y se terminara el café...
cuando se fue
fui a mi pieza
y boté la película mientras lloraba...
Hoy conocí un travesti con pestañas de plástico tan grandes como un diccionario
me guiñó un ojo y yo no me di cuenta porque las pestañas lo cubrían todo
lo invité a mi departamento para que me contara su niñez aburrida y abusada
y cuando iba a encender la tetera se me tiró encima a realizar toda clase de cosas impropias
mientras lo quemaba con el agua hirviendo, con el fin de que soltara mi miembro, esperaba las historias mientras sus labios rozaban mi piel.
yo miraba la ventana para ver si el tiempo pasaba de una vez y me dejara de succionar y se fuera con todo su maquillaje y su pestilencia a alcohol y perfume barato
mientras luchaba por aferrarse a mis líquidos internos yo le recitaba a Whitman en un afán desquiciado porque las ventanas se abrieran repentinamente con perros furiosos desparramandose por mi departamento...
cuando la tomé del pelo para zafarme de ella me quedé con su peluca en mis manos que con gran dificultad logré desenredar de mis dedos...
le ofrecí café y otra mancha apareció en la alfombra... como si alguien se hubiese desangrado
le ofrecí gatitos en una canastita y me dijo que no tenía como cuidarlos...
se fue
y los gatitos maullaron en coro
y yo me comí los maullidos uno tras otro
y no tuve hambre por muchas horas
Mañana extenderé el mapa
y viajaré de nuevo
iré a Islandia
tierra de sótanos
perros labradores
montículos y tsunamis
me arrodillaré en Reykiavyk y entraré a la catedral de la luz
pensaré en mis pecados como quien cuenta cuentos
quizás de alguno de ellos surja la verdad cubriendo todas mis mentiras
quizás entienda esta necesidad enfermiza de mentir
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