Varias ventanas cerradas comenzaron a iluminarse de colores tenues y sutiles. La gente del lugar comenzó a quedarse en silencio, con miradas hacia adentro. La reina se mantuvo silenciosa y ausente durante los días que duró esta incómoda e inusual celebración.
En uno de los cruces más amplios de los pasillos internos del lugar varias personas y niños llenaron de animales disecados una simple instalación y pusieron en su interior una criatura viviente que era mejor no mirar... si hubieras estado ahí te habrías impactado por las dimensiones de su cabeza y la ausencia de piel de su cuerpo, sus chillidos eran tan impresionantes como la sangre que dejaba su rastro en cada movimiento que hacía sobre la superficie en la que se encontraba posada...
Una mujer con dos alfileres en los párpados representaba su madre... Un hombre joven y de barba con una gran expresión de dolor representaba a su padre, un cordero intervenido con alas de cuervo representaba una criatura celestial...
Si tú hubieras estado ahí, te habrías espantado por la dantesca imagen. Pero si tú eres de aquellos que mira más allá de lo obvio, más allá de la comprensión, si eres de los que miras con los ojos del alma, habrías respetado su concepto de la belleza, habrías comprendido que la intención de lo profundo y trascendente estaba pintado en el rostro de todo este mundo dominado por extranjeros que llegaron derribando murallas, con actitudes crueles y endiosadas.
En otra de las esquinas del lugar en uno de los árboles muertos hace ya millones de años, se pusieron adornos, ojos de vidrio, trozos de metal, coronas antiguas, trozos de vestidos antiguos, frutos secos... y como sistema de iluminación cada rama tenía en sus gajos, esas piedras que descubrieron y que producen luz fría, algo que nuestro mundo no conoce...
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