He comido carnes...
lenguas de cerdo... pulmones de aves, amígdalas de golondrinas, y la espalda de un camaleón dorado.
he roido la cubierta de mi propia espalda
he silbado junto a la ventana
y he maltratado a mi estirpe...
Nada queda ya... sólo unos almácigos en mi almohada
perfumados de ciénagas
que gruñen su nacimiento
mirando al oeste de vez en cuando
a ver si
me atrevo a cruzar la catedral desnudo
en silencio
y masticando mis propios huesos
Tuesday, September 02, 2008
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