...cuando era niño, la ciudad me parecía inmensa, inabarcable, sus calles eran largas, los cerros interminables...hasta que me fui de allí
...cuando fui adulto, la ciudad no me pareció tan grande, incluso me pareció un poco gastada, las calles me llevaban de un lugar a otro con poco esfuerzo y en poco tiempo, sentí que mi niñez fue algo estúpida...
...ahora que estoy anciano la ciudad volvió a recobrar sus dimensiones colosales y ahora se agregan a ellas las calles y pavimentos trizados, me parecen verdaderas trampas a mis poco domesticables piernas...
...mientras pienso en esto miro por la calle oscura una pareja dentro de un auto, encerrados para portegerse del frío, están discutiendo, lo distingo por el movimiento airado de las manos agitadas abofetenado el aire cansado probablemente de interminables discusiones...ambos hablaban a la vez...me imaginaba a cada uno tratando de expresar su dolor, su molestia sin ser escuchado...
... mientras mi vejez se apodera de mis piernas, de mis pulmones, de mis arterias, de mi cerebro, de mi belleza, de mis recuerdos perdidos en un canal que ya no encuentro, se apodera también de mi dignidad, de mi felicidad... mi vejez se apodera de mi vida completa como una intrusa que se aprendió todas las claves de mis secretas cajas de seguridad. ya nada escapa a sus manos sedientas de lo ajeno...
... qué debo hacer?? someterme a ella?? probar viajar mentalmente a los mundos que cree cuando era joven?? No, ellos ya me los arrebató cuando... , me perdí en un viaje de ... ya no recuerdo, pero era un viaje en el que iba feliz, aún no me roba ese recuerdo, iba con alguien y me reía mucho y me dolía el estómago, y el viaje se apoderaba de mi vida en ese momento y me perdí en los nubarrones de la memoria por siempre y para siempre...
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